jueves, 12 de abril de 2018

LA VIDA ES SUEÑO

Hi everybody,

Tengo un nudo en la garganta que no me deja tener paz en estos días. Creo que escribir me puede ayudar a deshacerme de esta angustia emocional que siento ahora mismo.

Tengo las crudas palabras para expresar cómo me siento, la realidad hecha párrafo. Palabras que significan bien poco por separado, pero que juntas forman toda una declaración, tan obvia, que asusta.

No es el objetivo de este post vomitar este tarro de porquería, deshacerme de la mochila emocional que siempre llevo a las espaldas, por mi condición de persona que siente muy por encima de sus posibilidades.

A veces, como ahora mismo, me viene muy grande esta carga de sentimientos y emociones que llevo dentro, y salen a borbotones, y yo creo que me limpio por dentro pero no, yo sigo sintiendo con esa intensidad desmesurada.

Igual que cuando era pequeña fui aprendiendo a controlar lo nerviosa y lagartija loca que era, ahora en mi vida adulta trato de controlar mis emociones, no dejarme llevar por ellas, no dejar que ganen a la razón y a la inteligencia más fría. Pero siempre fracaso estrepitosamente, y me doy de bruces contra la realidad, y es que nadie cambia tan profundamente, y yo no voy a ser una excepción.

Y una vez más, he fracasado. Y vivo en un lugar donde no hay lugar para estos niveles emocionales. Y me ahogo. Me faltó un poco más de respirar hondo mirando al mar, ese mar que es tan mi padre, ese referente, ese vacío que tengo sin él. Ese todo irá bien, esa empatía silenciosa, esa complicidad y protección incondicional.

El mundo es un lugar hostil y yo me siento demasiado débil. Lo que acabo de escribir es muy 2017, y me asusta. Pero son estos días tontos posteriores a unos días de felicidad rodeada de aviones de ryanair llenos de guiris. Esto es temporal, forma parte de los ciclos que vivo en estos años de expat. Ya me sé perfectamente cuándo debo y no debo tomarme en serio. Sé también cuándo debo darme tiempo para enfriar esas emociones que me sobrecogen y me generan ese nudo en la garganta.

Pero, esa es la cuestión, todos esos días de angustia, de tedio, de tristeza, están siendo la mayor parte de mi vida.

Vivo atrapada en una vida que no vivo yo, parece la vida de otra persona. Y cuando vivo yo, no es mi vida, es una ilusión, real e irreal al mismo tiempo, en la que está ese mar que es mi padre, ese olor a azahar, ese sol, esa sensación de pertenencia a un lugar, ese sentido de la vida.

La vida se ha convertido en un sueño... como dice una de mis canciones favoritas de todos los tiempos.

                         "y no se acaba si no despiertas"




Lo único que se rompió

fue el corazón.
El resto quedó intacto y
ella quedó dormida entre sus brazos.

El manto de esa noche es tan eterno
que el infinito es algo tan pequeño a su lado.
Y sus nuevas amigas dicen que es mejor
no rechazar los sueños por si en sueños
en la 302 pasa algo mágico.
Los sueños sobreviven a la resucitación.

Y no se acaban si no despiertas,
y no se apagan si no desertas.

Un viento oscuro traerá el hedor
de cuerpos putrefactos o en formol.
Los cuerpos se pueden embalsamar
pero los sueños no, los sueños son la realidad.

Y no se acaban si no despiertas,
y no se apagan si no desertas.

Sus párpados cerrados
son murallas guardando
el mejor de sus tesoros,
lo mejor de sus entrañas.

Y sueña que la quieren
en valles y montañas,
al norte de la muerte,
de dioses y la suerte.

La vida será sueño,
será así para siempre,
un sueño más profundo
que la realidad y su mundo.
Sólo muere el amor
y se ha dejado de soñar.

El resto es para siempre,
el resto es para siempre,
para siempre ...
para siempre ...
para siempre ...

















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